Como vimos en la última sesión de
la Escuela de
Padres, una de las necesidades básicas que tiene el ser humano es relacionarse
con los demás. Somos “animales sociales” ya que necesitamos a los demás para
sobrevivir, aprender, comunicarnos y, como no, desarrollarnos como personas.
¿Nos imaginamos vivir solos en una isla desierta como Robinson Crusoe? Sería
muy duro vivir así, sin estar rodeado de la familia, los amigos, los compañeros
del colegio y, en definitiva, con todo aquel que te aprecia.
Las
relaciones personales determinan en cierto modo lo que somos o podemos llegar a
ser. El psicólogo norteamericano Lawrence Kohlberg ya nos llamaba la atención
de la importancia que tiene para toda persona la influencia que ejerce el
entorno en el que vivimos para poder desarrollarnos. Muchos elementos nos
determinan: la educación familiar, el entorno socio-cultural, el colegio, mis
relaciones sociales, etc. Y la suma de todas ellas condicionará
irremediablemente mi propia identidad.
Partiendo
de esta premisa, como padres y docentes, debemos tener muy claro que este tema
debe ser central a la hora de educar a los niños hoy en día. Un tema que, en
definitiva, siempre ha estado en el punto de mira de los profesionales de la
educación pero que en la última década adquiere una mayor complejidad. La
causa: el desarrollo de las TIC y la aparición de herramientas tan influyentes
como son las redes sociales. Plataformas digitales como Facebook, Tuenti, Twitter,
Instagram o Wasaph, han revolucionado la forma en la que nos comunicamos y
relacionamos. Gracias a ellas la comunicación es mucho más fácil, rápida,
cómoda y económica. Abre un abanico inmenso de formas de interacción social,
cambiando radicalmente el modo de socializarnos. Pero al mismo tiempo supone
unos riesgos evidentes que debemos tener en cuenta si queremos que nuestros
hijos sigan manteniendo unas relaciones personales enriquecedoras.
Las
redes sociales nace de un deseo primordial del ser humano: el tener la
necesidad de no estar “solos” y sentirse en todo momento acompañado. El
problema es que dichas plataformas digitales han provocado, en muchos casos,
una auténtica distorsión en las relaciones sociales, al volverlas más
superficiales. Las conversaciones que tenemos en Facebook o Twitter, y esto se
acrecienta en los más jóvenes, son superfluas, fragmentadas y banales. Si no se
educa en un buen uso de las redes sociales, estamos contribuyendo a que los más
jóvenes se desarrollen en un mundo cada vez más deshumanizado, el cual
contribuye a un aislamiento emocional evidente.
Para
completar las conclusiones que sacamos en esta provechosa jornada, incluyo en
esta nueva entrada de nuestro Blog algunos documentos y videos en los que
encontraréis información adicional para los que quieran seguir indagando en
este ámbito tan importante para la educación de nuestros hijos como es las
relaciones personales.
Artículos:
-
¿Y tú qué piensas? Las relaciones personales. Fundación de ayuda contra la drogadicción.
-
Jóvenes y comunicación.
La impronta de lo virtual. Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y
Juventud.
Videos:
-
“¿Para qué sirven las redes sociales?”
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